jueves, 29 de diciembre de 2011

Efeméride

Hoy me he dado cuenta de lo poco que es cada ser humano que puebla esto que la gente llama mundo.

¿Qué somos? Bien podríamos decir que materia, que estamos compuestos por, y viva la redundancia, compuestos orgánicos a partir de complicados sistemas biológicos y naturales. Hasta ahí, todo perfecto y demostrable. Pero mi pregunta va más allá de lo que realmente aparenta. Es decir, para algún filósofo que no voy a nombrar porque me llevo realmente mal con ellos y sin dar mucho el coñazo con el tema éramos almas que se reencarnarían en similares a la vida que habían llevado (cerdos, avispas, ratas, burros o no volver a reencarnarse incluso). Pero repito, esto va más allá.

¿Qué somos? ¿Qué queda de nosotros cuando no estamos? Si nos morimos, ¿qué queda? Una serie de ideas o pensamientos acerca de nosotros, recuerdos. Tal vez seamos sólo eso, recuerdos.  

Porque te mueres y tu cuerpo se ha ido en lo que efímeramente serían una media de ochenta años pero si con un poco de suerte has hecho algo importante en esta vida, perdurarás para siempre. Ahí tenemos a los grandes dictadores de la historia, a los grandes pintores, músicos, escritores… Han sobrevivido de alguna manera al paso del tiempo, pues.

Entonces lo que nos hace ser más o menos recordables son nuestros actos y a la gente a la que conseguimos llegar con ellos para permanecer en la historia.

Ahora seamos realistas y pensemos cuántos de nosotros llegaremos algún día a marcar otro hito en la historia. Todo está hecho, inventado, dicho, escrito o pensado. Así es imposible llegar a no morir. Así podemos acabar la conclusión con  un: no somos nadie porque la última persona que nos recuerde, cuando muera, nos llevará consigo misma a la tumba. Para siempre, a descansar en paz. Sólo nos puede salvar del olvido y de la efemeridad una acción que marce a la gente y se nos lleve al Olimpo de los grandes. A la historia. 

Así, acabando la reflexión, no somos más que un conjunto de acciones que de una manera u otra nos harán perdurar más o menos en el tiempo sin tener en cuenta lo que somos físicamente. No somos más que lo que hacemos a lo largo de nuestra vida

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Los niños del Barrio Rojo

Se acercan las navidades y en las clases ya no se hace nada. Ayer nos pusieron una película documental que, para ser sinceros, me hizo reflexionar sobre muchas cosas. Ese documental se llama, por si queréis verlo, Los niños del Barrio Rojo.

Los niños nacen y crecen en burdeles de Calcuta. Sólo por ello se les impide ir a buenos colegios o salir de allí. Están marcados por un destino que tal vez no puedan cambiar nunca. Que cuesta. Sus madres son prostitutas, sus padres ladrones o narcos.

Cuando son mayores se convierten en lo que no quieren ser. Y, si no lo quieren ser, ¿por qué roban, trafican...? Porque no han visto otra cosa que no hayan sido maldades. 

Y es entonces cuando entra en acción a la que ellos llaman Tía Zana. Se implica con ellos hasta el punto de buscarles colegios internos para desatarlos del barrio, para romper todo contacto con el mal ambiente y que tengan una posibilidad de vivir bien. Y honradamente. 

Todo eso lo hace a través de la fotografía, que luego subasta. El dinero ganado va íntegramente a esos niños. Para que salgan de allí.

Pero los problemas los tenemos nosotros, ¿no? Que tenemos todo. Que no tenemos madres prostitutas obligadas (a las niñas de la película las obligan a prostituirse), no tenemos tantos problemas. O tan graves. Pero miramos nuestros ombligos y decimos ¡Cuántos problemas!... Veámos el documental y reflexionemos sobre los verdaderos problemas.

Os presento a los niños y a una fotografía de uno de ellos. En serio, vean el documental, vale la pena...

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Con el tiempo

Con el tiempo todo va cambiando. Cambian las personas que nos rodean, las situaciones y, sobre todo, cambiamos nosotros. 

Y con los cambios llegan actitudes que para unos son buenas pero para otros no. Llega el momento de decir que no te importa nada. Si quieren hacerte mala, eres mala. No vas a luchar por el qué dirán o el qué creerán. Todo eso llega un momento que deja de importar. Deja de importar si eres más o menos o si la gente quiere pensar esto o lo otro sobre ti.

Te importa sólo si tú eres tú y te sientes a gusto contigo mismo, si eres lo que quieres ser o si eres feliz. Te importa no tener más problemas de los necesarios y te cansas de ceder o de luchar, así que asumes que es mejor dejarse llevar por la corriente y sólo te importa cómo será ese viaje, si será más o menos duro que luchar.

Y llorarás de rabia pero no de dolor, porque no te importará sufrir por las menudencias de la vida que, al fin y al cabo, son eso, menudencias. Reirás sin saber por qué y te volverás egoísta, pero… ¿qué importa serlo si no importa nada (y siento la redundancia…)? Sólo te importarás tú. 

viernes, 9 de diciembre de 2011

Si de ti dependiesen los días...

Zahara se revolvió entre las sábanas, desarropándose. Mario la miraba dormir. Tenía una sonrisa pintada en la cara y se preguntó si sería por él. No pudo evitar, entonces, pensar en qué estaría soñando su pequeña Zahara para tener esa sonrisa placentera en la cara. La acarició y Zahara abrió lentamente sus grandes ojos marrones.

 - Buenos días - le susurró.

Y se dio cuenta de que era el mejor principio de todos los días hasta la fecha.

- Vaya, si parece un sueño despertarme contigo... - le contestó su pequeña.

Una risa fue su contestación. Qué bien sentaba despertarse con una sonrisa.

- Es fácil despertarse así contigo todos los días, ¿eh? Me vas a mal acostumbrar...

-Todo sea por hacerte sonreír otra vez.

Y Mario la besó, apasionadamente. Con ganas e intensidad. La piel de Zahara se erizó bajo una caricia de Mario. Su pequeña, como le gustaba pensar, ahora mismo no tenía atisbo alguno de inocencia. Y al fin salía la mujer que tanto le atraía en esa inocencia no fingida. Se deshizo de las sábanas y mojó las ganas de Mario en un buen café mañanero... Pero eso es algo que se quedará para otra vez.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Feliz Falsedad

Ya se acerca la etapa de los buenos deseos, donde por fin los niños pobres consiguen algo de dinero para comer y sobrevivir. Porque si la Navidad me enseña algo es que las personas del Tercer Mundo sólo tienen necesidades en diciembre. Y es cuando las malas acciones borran lo demás. Se dona dinero, se hacen buenas obras, se sonríe y se paran casi hasta las guerras.

Es todo muy interesante. Pero si puede hacerse ahora, ¿por qué no durante el resto del año? ¿Qué nos impide ser mejores personas?

De todas formas es época de echar de menos a los que no podrán estar, de ser falsos y de gastar. Sobre todo de gastar. Porque Papá Noel gasta mucho dinero en todos los niños. Bueno, también de ser falsos. Sobre todo también de ser falsos. Y os lo he dicho, no sólo ahora debemos hacer por los demás, eso se hace todo el año. De qué me sirve hacerlo ahora... A mí eso no me alivia las penas. No se curan con una donación.

Pero entre dimes y diretes de circo, yo ya tengo mi arbolito plantado en la entrada a casa, la decoración a punto y sólo pienso en un regalo que espero me concedan pronto los Reyes o Papá Noel: un viaje con mi chico... Así que Feliz Navidad y a ser como somos todo el año.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Frustración

Me frustra pensar que doy más de lo que recibo.Y no porque sea egoísta, pues no me considero así, pero sí cuando se trata de sentimientos. Eso duele. Y a rabiar... Porque sientes que te han estafado sentimentalmente, que alguien se va llevando pedazos de ti. Y sientes que son pedazos que nunca vuelven y que te cambian, por lo general no para bien, porque hacen de nosotros personas más frías de lo que ya somos.

Y la frustración no lleva a nada bueno. Quizá a unas cuantas lágrimas que te ahogan como si del océano se trataran. Y el ánimo con tintes de la época (invernal por si alguien se pierde). Que a un mes de la época del año donde los sueños se quieren hacer realidad, los míos se rompen como la escarcha de las heladas, por seguir con el invierno.

Por eso entre helada y helada, yo busco calentarme contigo. Pero es que últimamente no te encuentro. Y el miedo es muy fuerte, ¿sabes? A perderte, a que todo haya sido un sueño, a que no hayas sido real... A estar loca. A todo si eso significa que no existes...


martes, 15 de noviembre de 2011

Illegitimi Non Carborundum


Cuando la ilusión es más grande que cualquier otra cosa, poco más se puede decir... Y mi ilusión es la felicidad de estar tranquila, con los míos. Es decir, mi chico, mi familia y la suya. Mis amigos... y todos los demás sobráis. Siento si creíais estar en algún punto, pero yo sé quién va dónde... y es algo que tengo claro.


La ilusión es más grande que vuestras ganas de machacar, por eso sigo el Illegitimi Non Carborundum, que viene a ser: Que los bastardos no te hundan...

Mientras, me quedo con el apoyo de los nuestros, que es lo que nos importa. 


sábado, 5 de noviembre de 2011

Dos caras

Cuando te machacan una y otra vez. Cuando quieres parar pero no puedes. Cuando te has descontrolado porque alguien es capaz de sacar lo peor de ti. Y piensas, hablas y haces cosas que no serían así en cualquier otro momento. Y sabes que no eres tú, pero ya es tarde. Tarde, ¿para qué? Para volver a ser tú mismo o volver atrás. Hay cosas que no pueden ser de otra manera, porque se han pasado todos los límites. Y cuando reacciones mal, la gente querrá reaccionar y parar, pero no se puede. No es posible.

Dejar de ser quien eres tiene un precio cuando es porque te han forzado a ser peor persona, porque te han golpeado y han hecho de ti algo, quizá, rastrero. Y llegas a imaginar cosas que nunca pensaste posibles... Y todo acaba aquí, porque respiras una, dos, tres y mil veces si hace falta. Porque ante todo están tus valores. Porque ante todo estás tú y lo que eres. No lo que te hacen ser... o lo que quieren que seas.

Nadie puede demostrar que eres mala persona si tú no quieres. Porque, tarde o temprano, debes demostrar que tienes personalidad. Y sólo en ese momento, lo que antes he dicho que era imposible, se vuelve posible. Y llega el momento de perdonar y ser perdonado (perdonado, por qué?? pero es así). Y entonces... vuelves a ser un contador que empieza desde cero, hasta la próxima vez que llegue al máximo.

jueves, 27 de octubre de 2011

El amor no muere

¿Cómo dejar de querer a alguien? ¿Se puede superar el dolor? ¿Algún día se olvida completamente a una persona? Sinceramente, creo que no. Sólo aprendes que algún día conociste a alguien y le diste todo lo que tenías pero probablemente se acabó lo que teníais que daros, que todo debe cambiar de rumbo y que nada puede seguir igual. Simplemente aprendes que, aunque puedas querer a esa persona, debes vivir sin ella. Y si pienso que en algún libro leí que sólo nos pertenece de la gente lo que sienten por nosotros y de alguna canción saqué la afirmación de ningún amor muere, sólo cambia de lugar en la memoria debo decir que empiezo a creer, cada vez con más fuerza, que es verdad que no se olvida a alguien a quien quisiste, que sólo aprendes a vivir sin esa persona.

Y no es un camino fácil o difícil, largo o corto. Todo depende de nosotros. Habrá gente que tarde años en aprender a vivir sin alguien, otros que nunca lo hagan. Es un camino que debemos recorrer con el paso de los años y que puede que no terminemos.

Pero ¿entonces puedes querer a otra persona? Sí. Sí si pensamos que sólo nos corresponden y correspondemos con sentimientos. ¿Dónde está el límite de un sentimiento y de otro? ¿Cuánto podemos llegar a sentir? ¿Cómo argumentar que podemos querer a dos personas? O a todas las que pasen por nuestra vida. ¿Es realista pensar que querremos a tantas personas como relaciones tengamos? Yo esa respuesta no la tengo. Será sólo mi opinión (que no escribo para darla…) lo que tenga mientras llega esa respuesta. 

martes, 11 de octubre de 2011

Música

J.J era un muchacho de diecinueve años, no muy alto pero de espalda ancha y de mirada verde profunda con el pelo negro y rizado. Yo le veía desde la calle sin atreverme a acercarme demasiado. Hacía calor y, desde mi posición a oscuras, aprecié que estaba sin camiseta, sentado en la cama sosteniendo una guitarra. Se oía por la toda la calle una de esas canciones que tanto le gustaba tocar. Eran esas canciones con las que yo soñaba mientras hablábamos por teléfono o cuando salíamos a dar una vuelta y lo acompañaba su guitarra (nada raro, lo tengo que decir). Una punzada de dolor me recorrió entera. Hacía mucho tiempo que no lo escuchaba tocar así. Lo conocía y sabía que sólo lo hacía cuando había alguna chica de por medio. ‘’Tal vez… Tal vez haya otra’’, pensé abatida. Agité la cabeza para espantar esa idea mientras me daba media vuelta para irme, pero J.J me vio en mi retirada y me llamó:

- ¡Eh! Hola, Bea. Ven, pasa. – me dijo alegremente - ¿Qué tal estás?


- B…Bien. ¿Y tú? – tartamudeé yo.


¿Cómo quería que estuviera? Me había dado un gran beso en la mejilla y me llevaba abrazada. Estaba sin camiseta junto a mí, podía notar el calor de su cuerpo a través de mi fina camiseta de algodón y me erizaba la piel. Estaba agitada y no sabía cómo no lo notaba.


- Pasa a mi habitación que yo voy a la cocina a por algo de beber. ¿Qué quieres?


- Agua o limón, por fa.


- ¡Bah! Sosa.


- Oye, ¿y tus padres? – le pregunté.


- No sé. Se fueron esta mañana  y me dijeron que no iban a aparecer en algunos días, que tuviera cuidado. – le oí decir desde dentro de la nevera - Ufff, que fresquito ahí dentro. Estoy por quedarme aquí. ¿Te importaría? – me preguntó en tono burlón cuando llegó a la habitación.


- No seas idiota – protesté. Él, se echó a reír y yo, con él.


Su habitación era simple, no tenía muchos muebles. La cama, un armario y una simple mesa a modo de escritorio eran todo. Las paredes estaban cubiertas de posters y recuerdos de todos los sitios donde había estado: entradas de teatro y conciertos, fotografías de amigos…


-Vale, vale… Me quedaré pasando calor aquí contigo. – dijo haciéndose el molesto – Pero tienes  que escuchar mi nueva canción. – y sonrió como sólo él sabía hacerlo.


-Vaya… si tienes que hacerme pasar por eso, de acuerdo. Todo sea por vernos un rato… - dije yo, fingiendo que me costaba hacerlo.


Cogió la guitarra, se sentó en la cama y se colocó. Un acorde, un sonido. Otro acorde, otro sonido más. Y yo me dejaba envolver por la melodía y por una letra que prometía la luna y el sol. Cuando quise darme cuenta había acabado y yo luchaba por no dejar salir las lágrimas…


-¿Qué te ha parecido?


-Espectacular. – simplemente dije yo.


-Venga ya. No me tomes el pelo…


-No, en serio. Me ha parecido genial. – y me lancé de cabeza a lo que podría ser una piscina vacía – Debe estar contenta.


-¿Quién? – preguntó sorprendido.


-La chica. Tu chica. – maticé.


Sonó una gran carcajada.


-No hay ninguna chica.


-¿No escribes para nadie? – dije, ahora sorprendida yo.


-Sí. Pero no hay nadie.


-Seguro que si la cantas esto,…


-¿Qué?


-Sabrá qué sientes por ella.


-Ójala. Porque parece no entenderlo.


-¿Ya lo has hecho?


-Claro. Muchas veces…


-Pues debe ser idiota.


-Te aseguro que no.


Esa conversación me perturbó demasiado. Esa chica le había robado la razón de una manera que nunca le había visto. Estaba… Estaba celosa de nadie. La había defendido con tanta fuerza, con tantas ganas… Y yo las había perdido completamente.


-En fin,… - suspiré – Me tengo que ir. Ya te veré.


-Quédate un poco más. Que estaba aburrido…


-No puedo. Ya vendré cuando pueda.


No tenía ganas aunque quería quedarme. Y él pareció entenderlo porque me dijo:


-Está bien. Te llamo.


-Vale, sí… Llámame.


Nos dimos dos besos y volví a sentir su piel sobre mi camiseta y la piel volvió a erizárseme… 

domingo, 9 de octubre de 2011

Sentimientos Invernales

Será que tenemos el corazón congelado por lo que sólo nos vemos durante las frías mañanas de invierno. Y será que nos gusta tener las lágrimas de nuestro lado cuando en casi todas llueve.

Es sarcástico y casi doloroso saber que se acercan tres meses donde no te voy a ver más. Y se le unen todas aquellas mañanas calurosas ya perdidas, donde el sol brilla con fuerza y nosotros no hemos estado juntos en tu rincón, donde me gusta ocultarme sobre todo cuando me gusta mojar mis penas en tus alegrías para salir del pequeño hueco, pero mío, al fin y al cabo, con una sonrisa con la que desentonar del mundo.

Y es que el calor puede conseguir casi todo, hasta alegrar las mañanas madrugadoras, pero no puede con el glaciar que nació poco a poco entre tú y yo. Y no puede hacer que salgamos de nuestros mundos para estar en nuestro escondite.

Y el calor me va a impedir deshacerme poco a poco en tus brazos. No voy a tener quién me haga sentir que no se puede ser más feliz, ni tampoco que me derrito, de a poquito. Y no voy a tener quién me haga creer en más, ni desnudarme, aunque no quitarme la ropa. Sino de esas veces que te desnudas por dentro sin miedo a entregar lo que tienes a los demás. Y no voy a poder ser sólo yo, seré lo que el mundo quiere que sea. Tal vez una adolescente perfecta. O puede que este año decida desmelarme y convertirme en lo que quiero ser: un alma libre. Pero… No tendrá sentido. Porque seré lo que quiero, pero no te tendré a mi lado para que me veas en mi máxima expresión.

Y como el verano, esto se acaba. Por eso me despido de ti hasta la próxima mañana lluviosa, cuando las ganas de ti me desborden y las moje en tus sonrisas descafeinadas.  

domingo, 28 de agosto de 2011

FELICIDAD

Cuando la felicidad se resume en esa corta palabra,... un post no necesita más para expresarse.
FE-LI-CI-DAD.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Cerrado por vacaciones

C
   E
     R
        R
          A
             D
                O


                                     POR VACACIONES. 


Crearé más sueños para cuando vuelva.

martes, 12 de julio de 2011

Observar. Escuchar. Callar.

Observo cada mañana cómo corren las horas desde que pongo los pies en el suelo para que llegue el momento de escucharte cuanto antes y darme cuenta de que debo callar. Mi lema es observar, escuchar, callar. Y es que a veces es mejor no hablar porque las palabras nos hacen flaco favor y el ser humano es muy dado a hablar por hablar. En algún sitio he leído que es de Borges “No hables al menos que puedas mejorar el silencio.” Y nosotros nos empeñamos en decir cosas incoherentes, tontas y absurdas. Y si alguien es listo sabrá que puede sacar partido de que hablemos por los codos, ¿eh? Que luego podemos decir cosas de las que nos arrepintamos... pero dichas, están y eso ya no lo corrige nadie.

Sólo es corregible el silencio de lo que no se ha dicho. Porque en algún otro lugar encontré: ''Eres dueño de lo que callas y esclavo de lo que dices''.

Y luego te llega alguien para explicarte, tarde ya pero digo yo que con ánimo de ayudar, que las palabras son como balas. Es, y siento la expresión, como escupir hacia arriba y que te caiga en la cara. 

Y tras ésta parrafada sólo puedo decir que por ello no te digo lo que quiero decir y por ello me cuesta hasta el hablar... Porque decirte que me gustas es no mejorar el silencio, pero sí escupir hacia mi propio techo... 

lunes, 6 de junio de 2011

Condena

Estoy condenada a que piensen que soy una niña. Y creceré más aún, pero seguirán creyendo que soy infantil. O inmadura. Que no sé qué es peor, la verdad. 

Cuando estás en el trópico de las edades y tu físico no ayuda a creer que eres más mayor... estás condenado a que piensen de ti que no eres más que una niña sin ganas de nada o con ganas de todo pero intención de menos.  

No conseguir lo que quieres porque nadie que quieres que lo haga te toma en serio,... es una constante. Mientras, a madurar, como las frutas. Que llega el verano y la primavera, que corre.

martes, 31 de mayo de 2011

Guerra en la cama

El reloj marca las horas que van pasando. Ahogan y aprietan las ganas. Pero esa noche se libra una batalla en la cama, en la que dos corazones ganan. Un roce de piel, un beso, un mordisco dado para estremecer. Una caricia, un susurro y palabras secretas, de esas de enamorados. 

Un suspiro. Cuatro ojos. Una mirada. Infinitos sentimientos. Y por fin desaparece todo. Y sólo dos cuerpos. Y un sólo ser. Y todo lo que hubo antes deja de haberlo. 

Y nada de guerras entre dos seres. Dos mundos diferentes unidos. Dos corazones latiendo al mismo son. Y todo como era cuando eran dos niños. 

Jugar con fuego y quemarse. Y no se quema uno, se queman los dos.   Y una jugada tras otra. Y Carla y Alex siguen donde estaban. Nada cambia, sólo crecen. Sólo seducen, sólo se quieren. Sólo se engañan. Sólo se pierden... 


lunes, 30 de mayo de 2011

Quiero.

Quiero a alguien que me haga reír y que no le de miedo la locura. Que quiera un ''para siempre'' y no un ''a ver qué pasa''. Que quiera verme despeinada y sin maquillar. Que simplemente me coja de la mano delante de sus amigos o me bese sin importar cuándo o dónde. Que no existan unas reglas y no le importen las convenciones sociales.

Que me apriete pero no ahogue y sepa pedir perdón a tiempo. Que su mejor regalo para mí sea cualquier cosa que me haga sonreír y para él conseguirlo. Que me seque las lágrimas con una bobada y me frene cuando me enfado con un sólo beso, que me impida hablar más.


Que quiera seguir besándome aún después de haberse leído mi lista de defectos. Que sea capaz de coger mi DNI y mi pasaporte para llevarme al fin del mundo sin que yo me entere.


Por eso tengo que decirte que te quiero pero lo siento... no eres  lo que estoy buscando. 

domingo, 29 de mayo de 2011

Yo. Semplicemente

Hoy tengo ansia de libertad. Quiero poder sentirme libre al notar el aire en mi cara. Quiero poder hacer locuras sin dar explicaciones a nadie. Quiero amar y ser amada sin explicaciones y miedos, como esos amores de película. 

Quiero que la sinrazón me haga caer en los errores una vez tras otra y burlarme de ellos. Quiero no pensar, dejar de ser perfecta a ojos de todos. Que no me importe querer algo que no puedo. Que no me de miedo expresar en voz alta mis deseos. 

Y quiero querer sin más todo y poder sentir la alegría, tan simple, tan suave, tan ligera, de la libertad... Y quiero y quiero y quiero... Sólo quiero ser feliz siendo libre!! Sólo quiero ser feliz siendo yo!! 

viernes, 20 de mayo de 2011

Primavera frustrada

Ya hace casi dos meses de la entrada de la primavera, pero para mí hace tanto frío como si fuera el más crudo invierno. 

Las ramas de mi vida aún están recubiertas de nieve, que se resiste a derretirse con unos rayos de sol, que no calientan hoy. 

Bajo mis pies, el suelo está pelado porque la hierba que intenta crecer se muere, bajo un manto helado. Y lo sé, aunque no lo veo. 

Y es que este año sé que mi primavera está frustrada, que no voy a poder disfrutar del color especial del sol, la orgía de colores de las flores que se entremezclan en una explosión de alegría o del calor tenue que desprende el sol. Pero no puedo quedarme parada en medio de la nada, debo continuar andando si no quiero quedarme tapada entre la nieve... 

jueves, 19 de mayo de 2011

Objetivo: ganar

Todo el mundo tiene metas en la vida. Y apuntas a veces alto, a veces bajo. Pero siempre con ganas de conseguir lo que te propones. 

Y las fuerzas a mí no me flaquean fácilmente. Siempre tengo motivos para seguir adelante y luchar y seguir luchar por aquello que me he propuesto.


Pero entonces, cuando no veo resultado a lo que hago para ganar, se me escapan las fuerzas como si fuera humo. Y lloro por no poder conseguir mi objetivo.


Alguien, alguna vez no hace mucho, me dijo que mi objetivo no cumplido era como haber querido llegar a la luna y tener todo, incluido el cohete. Y es mucho. Porque mis objetivos son muy ambiciosos (¿tan malo es?). Pero yo no quiero un cohete o un transbordador espacial, yo quiero la luna y la quiero conmigo. Porque mi objetivo es ganar. 

miércoles, 18 de mayo de 2011

Confianza

La confianza se tarda a veces años en conseguir y tan sólo un segundo basta para destruirla. Y es en ese momento cuando te sientes con ganas de llorar a rabiar, como si el mundo se acabara o no pudieras levantarte nunca más.

En algunos casos se puede no llegar a confiar nunca más en nadie y, de alguna manera, entras en una espiral de soledad.

Y yo, como todo el mundo, he perdido la confianza en mucha gente muchas veces. Y la he recuperado, con la ilusión verdadera, a la siguiente nueva persona. Incluso se puede recuperar, con esfuerzo, con la persona que te falló. 

Por ello: sonríe y no llores porque la confianza se fue. Sonríe porque siempre hay algo en lo que creer. Y, otra cosa más: Illegitimi Non Carborundum (Que los estúpidos no te hundan). 

lunes, 9 de mayo de 2011

Alegría e inocencia.

Yo, como todo el mundo, tengo días difíciles en los que lo que más me apetece hacer es tirarme en la cama y dormir hasta el día siguiente. Pero para la edad que tengo es un poco abrumador, y decepcionante. 

Siempre intento tener una gran sonrisa en la cara y demostrarle al mundo que estoy bien, pero a solas la cosa cambia bastante, porque no tengo que fingir una felicidad que está lejos de ser cierta. Aunque ahora... todo será mucho más llevadero cuando mire a mi alrededor y vea el dibujo que me ha regalado un pequeño ser de tan sólo cuatro años, porque tal vez no sepa ni escribir ni pintar pero sólo pensar en el amor que lleva implícito ese dibujo, me basta para arrancarme una gran sonrisa. 

Así, podré darme cuenta de que tal vez las cosas no sean fáciles porque no las hacemos fáciles ya que esa personita puede seguir adelante cada día, porque no se ponen trabas. Y me ayudará a comerme el mundo con alegría e inocencia... 

lunes, 2 de mayo de 2011

Soñaré contigo hoy por si mañana no te veo...

El sueño me vence en una madrugada fría del primaveral mayo... Pero todo empieza un poco antes, cuando las tormentas no cesan sobre Madrid y yo no me canso de mirar la belleza de unos rayos mortales y unos ensordecedores truenos mientras pienso en ti. Entonces es cuando me doy cuenta de que te echo tanto de menos que me cuesta hasta respirar. Sé con absoluta certeza de que no tengo insomnio, que tú me robas los sueños. 

Hace días que no te veo y eso sólo consigue hacer que te eche más de menos, si es posible. Y es que por cobardía más que por pereza o por falta de ganas no te llamo para vernos. Si he de pecar de algo, será de ésta primera. 

Poco a poco los recuerdos llegan entre mi mar de dudas y pensamientos, con las idas y venidas que tengo, consiguiendo aliviar parte del dolor. Últimamente he pensado demasiado en ti pero no tenía ningún recuerdo. Me relajo pensando que estás a mi lado y... por fin el sueño consigue vencerme a altas horas de la madrugada. Por eso me despido: soñaré contigo hoy por si mañana no te veo... 

viernes, 29 de abril de 2011

Somos diferentes...

Parece que sólo los niños son capaces de ignorar el color de piel de los demás, para ellos es más importante jugar que juzgar. Y por ésta misma razón puedes ver los parques llenos de una sólo soñada humanidad para nosotros. Todos juegan tranquilos y apacibles sin mirar más allá del color de los ojos. 

Tal vez podríamos no madurar, pero no es algo que elijamos. Quizá la solución fuera aprender de los que queremos enseñar. Deberíamos dejar que nos enseñen que, como dijo Bob, ''las guerras seguirán mientras el color de la piel sea más importante que el de los ojos''. Deberíamos dejar que nos inunde de nuevo la inocencia, no dejarnos corromper por odios infundados.

Lo peor es que sé que todos iguales por dentro. Todos sentimos igual: dolor, alegría, tristeza, DISCRIMINACIÓN. Por ello es que con ésto quiero lanzar un grito contra todos, para dejar de lado el miedo a lo diferente, dejar de ser tan individualistas y querer conocer un poco más a los demás. Quiero que vosotros os paréis a pensar que no todo es lo que creemos, que nuestros ideales están obsoletos y que el holocausto quedó atrás hace ya mucho tiempo como para que sigamos creyendo que un africano es diferente a un asiático o éstos a nosotros. Todos tenemos un corazón, dos orejas y dos ojos y una boca. Si somos diferentes, es porque nos hacemos diferentes...

jueves, 28 de abril de 2011

This is what I am

Cabezona, de mal humor, ruidosa, llorona, envidiosa en ocasiones, amiga de mis amigos, romántica, risueña... 

Me encanta reír hasta quedarme sin aire. Si puedo ayudar, allí estoy. Soñar despierta también forma parte de mí.

Adoro las tardes melancólicas que me hacen llorar y las canciones que me abstraen del mundo. También las fotos en blanco y negro y los días de lluvia. Un poco menos, aunque no por ello los olvido, los de pleno sol.

Y no puedo dejar de lado las flores en la calle que la dan ese olor especial como a primavera.

Creo en que los recuerdos no se borran, sólo se esconden para no entorpecer el presente.

Creo que el amor puede ser de película y la amistad para siempre, tan fuerte como el primer día. 

Creo en un mundo de color de rosa, como se suele decir, y es que, aunque tal vez sólo sea un sueño más, creo que todo puede ser mejor si dejamos los prejuicios de lado. 

Y creo en la gente, creo en la Verdad y el Amor como motores del mundo.Y creo en que puedo creer para cambiar las cosas, pero confío en que si todos creemos a la vez, si en vez de separarnos nos unimos, si sólo somos uno, podemos cambiar las cosas. 

Y todo esto, es sólo un poco de lo que yo soy.

miércoles, 27 de abril de 2011

Seducción fatal

La seducción es un juego peligroso. Siempre hay alguien que juega y pierde. Las normas son sencillas pero difíciles de no infringir por alguna de las partes: el primero que se enamora, pierde. 

Tal vez fuera por eso por lo que Mara y Alex se esforzaban por ganar. Ninguno quería enamorarse, y menos del otro. Pero seducirse era tan divertido... Sonrisas, miradas fugaces pero rompedoras, llamadas, palabras dichas a propósito... Y el que fuera algo secreto  convertía el peligro en una diversión total. 

Y si Mara veía a Alex con otra, jamás reconocía su dolor. Erguía la espalda y pasaba no poco coqueta y con todo su brillo, porque Mara era una mujer brillante, por delante de Alex. Y pobre de él, que se quedaba pasmado, mirándola pasar tan cerca y, en ese momento, tan lejos. 

Pero ella tenía sus idas y venidas con otros, por eso Alex siempre estaba a la que saltaba. Si se enteraba de un posible rival, la adulaba más que nunca, sus palabras se hacían más dulces y golpeaban con más fuerza en la consciencia de Mara. 

Eran el uno sin el otro, pero los dos juntos... Jugaban a un juego peligroso en el que ya habían perdido los dos... Mara tal vez se hubiera enamorado antes, pero su dulzura, su mirada tan brillante y su sonrisa se colaban en los sueños de Alex. Alex, por supuesto también se colaba en los sueños de ella. Y era dulce, amable, con sus besos que la dejaban en las nubes. Era suyo... Pero no querían ver que la seducción es un juego en el que saldrá siempre, siempre, un perdedor como mínimo... 

martes, 12 de abril de 2011

Me he enamorado

Quizá no es el momento pero no encuentro otro mejor para decirte todo lo que tengo que decir. Y puede que no te guste lo que tienes que oír… Lo siento…

Empezaré por decir que me he enamorado, que he conocido a otro. De hecho, tal vez sólo me haya reencontrado con él, porque es algo que viene desde hace años. Puedes pensar que te he remplazado pronto, pero antes de enfadarte por favor, déjame terminar.

Es alguien dulce, que no teme abrazarme por la espalda cuando vamos por la calle y que se le va la vida cuando ve que le he dado un toque. Alguien que ha dado todo por mí en tan poco tiempo… Y también es un loco, porque por mí se llega a inventar palabras… de amor, sólo para los dos… Y me hace reír cuando quiero llorar y me calla con un beso cuando sólo quiero protestar. Es alguien muy especial… Aguanta mis cambios de humor de manera estoica y me ha prometido un para siempre. Sólo espero que no se rompa… no realmente. Sólo espero que nuestras separaciones sean sólo temporales y para mejorar…

Por eso me despido de ti. Voy siguiendo a quién me ha hecho tocar el cielo… Siento que te enteres así, pero es mejor porque… te quiero… 

miércoles, 6 de abril de 2011

Noche de verano

Puede que el calor esté llegando, pero Zahara sigue teniendo frío. Mario se ha perdido a éstas alturas de año y la primavera, siempre tan colorida para ella, éste año está un poco más apagada. Pero no desespera porque sabe que vendrán tiempos mejores. 

***

El césped está debajo de ella y lo acaricia haciéndola cosquillas en las palmas. Sueña despierta y está en algún lugar, lejos de allí. Mario la observa desde la distancia con ternura. Hace ya tanto tiempo que no son nada... o puede que no tanto, pero para él toda una eternidad...

***

El sol la da de espaldas y nota el calor recorriendo su columna. Un escalofrío como cuando Mario estaba allí. Unos brazos la acogen, un pecho que, sin verlo, conoce bien. Se deja acurrucar pero embravece por momentos y se escapa de su sujeción. 

Le mira con los ojos rojos, que esperan no derramar lágrimas pero no tarda en darse cuenta de que es algo que llegará antes más que después. 

-¿Por qué? - le pregunta.

-Por idiota. - la dice sinceramente.

Se acerca a ella y a punto está de rechazarle. Mario lo intuye y la sujeta la cara. Zahara nota las manos fuertes y se resiste pero se acerca y nota su calor.  Poco a poco cae la resistencia y en unos segundos le tiene muy cerca. 

Se dejan llevar y el tiempo pasa rápido en esa noche de verano... 

sábado, 26 de marzo de 2011

1825

Casi mil ochocientos veinticinco días son los que hace que te conozco. Casi los mismos besos que nos hemos dado en todo este tiempo o las veces que he deseado no volver a hablarte pero he vuelto aquí.

Mil ochocientos veinticinco son los días que hace que estamos atrapados en este callejón sin salida, esta ''relación''. Y son los días más pequeña que soy cuando volvemos a vernos, siendo la misma niña de 15 años.

Y mil ochocientos veinticinco días parecen poco, pero son cinco años. Ya cinco años de nada, pero de todo. Es lo que me permite salir adelante en grandes baches y lo que me hunde en grandes logros, sabiendo que no estás para disfrutarlos contigo. 

Y recordaré siempre la primera vez que te vi... porque nada ha cambiado hasta hoy. 

martes, 8 de marzo de 2011

El Sol

Arrancar el hierro de una herida y sentirte como cuando, en un amanecer, miras directamente hacia el sol que sale imponente, gigante, aplastante. Sabes que va a doler pero quizá sea el que sabemos de su grandeza por lo que no podemos apartar la mirada. Y vemos cómo pasa de un tono rojizo al naranja, para pasar a ser una bola amarillenta en el horizonte pequeña, como casi para cogerla con la mano. Y entonces sabes que se escapará, que el dolor en algún momento va a cesar, que no recordarás que ha dolido. 

También, si pensamos, podemos apreciar que nos deja días preciosos, como cuando llueve y el Sol no soporta que las nubes le roben protagonismo y las aparta, tan egoísta él siempre (quiere dejar marca en todos, pero es un secreto, no lo contéis... Shhh). Sale un arco iris, aportando algo de color a las nubes grises pero sin doler como duele el color Sol. Por otro lado nos deja días memorables, como esos atardeceres primaverales, cuando el color se torna naranja a horas del crepúsculo dejando una estampa melancólica, llena de recuerdos románticos. 

Una tarde melancólica de recuerdos románticos... como las del otoño, con el Sol en lo alto. 

Así, hoy puede que te duela mirar al Sol, pero dentro de un rato ni tan siquiera podrás recordar que te cegó y dolió después. Sólo recordarás las cosas bonitas que te pudo aportar. 

viernes, 18 de febrero de 2011

La última con la conversación con Alfredo

Ya está. Se murió. Lo miro y, aunque parece él con el pelo canoso, la piel morena y los ojos azules (que nadie se ha dignado a cerrárselos aún), está frío y tieso. ‘’Tengo que llamar a los niños. Deben saber que ha muerto su padre y su padrastro’’. La gente empieza a llegar al velatorio vestidos todo de negro, como cucarachas y se queda toda la mañana como si fuera una comida familiar. Y no es que me dé pena que se haya muerto, que eso me da lo mismo. Pero sí me pienso qué será de mí ahora.
-Mi más sentido pésame, Inés.-me dice alguien.
-No llores,  piense que ha dejado de sufrir.-me dice una mujer. ‘’¿Yo? ¿Llorar?’’, es lo primero que pienso. ‘’Si no me importa. Al revés, me siento mejor’’. Después de eso viene la parte de su sufrimiento: ‘’Claro que ha dejado de sufrir, sí. Pero ha dejado de sufrir la mala leche,’’ me pienso.
La mayoría son gente que no conozco de nada. Esto no acaba más que empezar y ya estoy harta de toda esta gente. ¿Para qué han venido?  ¿Para qué me dan todos el pésame? Ya no podrán hacer nada por mi marido. Está muerto y muerto se va a quedar. ‘’Eso espero’’, pienso mientras le miro de soslayo para comprobar que sigue igual. Entonces respiro tranquila. 
La tarde pasa y la gente no se va. ¿Acaso no se dan cuenta de que me apetece estar sola? ‘’No, claro que no. Si se dieran cuenta, ya se habrían ido.’’ A causa de tanto goteo de gente creo que tengo la cara dolorida de los dos besos, el pésame atragantado y la mano rota de apretones que se creen que hacen bien. Pero no hace bien nada de eso a nadie.
-Lo siento, Inés. Era un buen hombre.- ‘’¿Un buen hombre? ¡Ja! Tenía que haberle conocido usted’’.
-Aquí nos tienes para lo que sea.-dos besos y me aprieta la maño cariñosamente un señor que no conozco.
-Inés, cariño, ¿qué tal estás?-es mi cuñado, que se parece más bien poco a mi marido. Mientras que al resto tan sólo les asiento o les contesto con un gracias, a él sí le hablo:
-Gracias, Mario. De verdad. Pero me apetece estar sola. ¿Te importa…?
-No, claro.-me interrumpe- Voy a despedir a todo el mundo para que se marchen.
-Gracias de nuevo.
Otra vez dos besos, pero esta vez de despedida, y la repetida de condolencias. ‘’Para venir, han venido rápido, pero para irse lo que tardan, por dios.’’ Por fin a las nueve más o menos consigo quedarme a solas con mi difunto marido. Le miro y pienso:
‘’¡Ay, Alfredo! Con lo que fuiste y mírate ahora. ¿Dónde se quedó esta mañana el hombre que me daba miedo? Ya ni siquiera me impresionas. ¿Fuiste, en realidad, siempre así? Ahora me rio de ello.
Anoche tan sano y hoy ahí en esa caja de pino. Aún tengo tus moratones en el cuerpo de la última vez que me pegaste. De anoche. Volviste a llegar borracho. Pero no es tan raro. Sería raro que hubieras estado sobrio. Aunque cuando lo estabas eras frío y calculador.
¿Dónde ha quedado, Alfredo, tu mal carácter, tu mala leche y tu frialdad? Porque hoy aquí hace frío, sí, pero eso es por  dónde estamos. Rodeados de muertos. Como tú. Te miro y veo tu pelo blanco repeinado como a ti te gusta, un traje que no podrías llevar en otro momento, tu piel, tan morena, y tus ojos azules, que alguien ha tenido la decencia de cerrar. Pero no veo lo que fuiste. Tus golpes y amenazas, el miedo que aún causan en mí han desaparecido. Para siempre. Me va costar asimilarlo todo ello.
No han venido tus hijos. No han querido venir a verte. Los he llamado cuando te he visto en el baño, con ese ictus tan raro en  la cara, justo después de llamar a una ambulancia. Ana no estaba, Mario tenía un caso que no podía dejar. Debía defender a un hombre al que habían acusado de asesino pero que no lo es. Y Alfredo ya sabes que no está en España. No podría llegar a tu entierro.’’
He apartado la vista y ahora, que paro, le vuelvo a mirar. Suspiro y sigo con un reproche.
‘’Encima que te mueres, no lo haces el día que deberías. Por lo menos podrías haber avisado, ¿no? Así tu hijo podría venir. Pero bueno, qué se le va a hacer. En el cementerio vas a estar siempre.
Por cierto, sitio es muy incómodo. ¿Dónde va a dormir alguien que, como yo, no siente pena y quiere hacerlo? En estas sillas desde luego que no.
Alfredo… ¿Qué pasó con los sentimientos que nos unían cuando nos casamos? Porque ahora no queda ni rastro por mi parte. Y por la tuya tampoco (es algo que no salía a la luz cuando me pegabas).’’
¿Qué hora es?
‘’ ¡Ay, Alfredo! Ya queda poco para que te entierren en una de esas parcelas tan caras pero tan pequeñas. Y luego se dice del precio de los pisos… ¡Cómo no van a estar tan caros si un lugar en el cementerio está desorbitado! Alfredo…’’
-Mamá.-me llama una voz- Mamá-repite esta vez más impaciente-¡Mamá!-grita asustada la voz.
-¿Qué? ¿Qué pasa?-digo adormilada.
Miro a mi alrededor y veo a una mujer morena con los ojos marrones con el pelo rizado hasta la cintura. Delgada. Intento enfocar la vista y poco a poco la imagen se ve más nítida. ¡Es Ana!
-¡Qué susto me has dado!-por fin Ana respira tranquila.
-¡Ana! ¿Qué pasa?
-Que se llevan a Alfredo para enterrarlo.
-Ah.-es lo único que se me ocurre decir. ‘’Al final me quedé dormida. Pero poco tenía ya que decirle a Alfredo que no le hubiera dicho antes de una u otra manera. Aunque hacía tanto tiempo que no estábamos así él y yo, sin maltratos y sin amenazas… Han sido las mejores veinticuatro horas contigo…’’
El entierro pasa rápido. No somos muy creyentes y nos hemos decantado por una misa corta por el alma del que fue  mi marido. Por el alma de Alfredo… Y otra vez se repiten los besos, los apretones y los pésames. Pero ya acaba. Ya voy a llegar a casa y me voy a poder quedar tranquila… ¡Por fin!


‘’Alfredo murió hoy hace un mes y el tiempo ha pasado tan rápido que no me he dado cuenta. Entre el trabajo (al que volví al día siguiente de su muerte) y la visita de mis tres hijos no me ha dado tiempo a aburrirme. Además de la constante atención de mis compañeros de trabajo y amigos (que no entiendo por qué, si yo he estado y estoy bien)’’ pienso con un gran suspiro.
Por fin los moratones se han borrado del todo de mi cuerpo y ya no queda ni una sola marca de Alfredo en mi cuerpo. Me he atrevido a descubrirme los brazos con camisetas de manga corta y tirantes y he dejado de usar maquillaje para tapar los de la cara. Eso me alegra.
Suena el teléfono:
-¿Dígame?
-Hola, Inés. Soy Marta.-se oye al otro lado del teléfono.
-¡Ah! Hola. ¿Qué tal?
-Bien. Oye, que te llamaba para ver si querías venirte esta noche a tomar algo.
-¡Claro! ¿A qué hora y dónde?
-Pues te paso a recoger a las diez. Adiós.
-Adiós.
‘’Bien, me voy a arreglar que queda tan solo una hora’’.  Voy al armario y lo abro de golpe. ‘’Marta no ha pensado en decirme dónde vamos a ir para vestirme de tal o cual forma. ¿Para qué?’’, pienso. Suspiro y cojo unos vaqueros cualquiera y una camisa azul bastante fina, la verdad. Hace calor y la viudedad me ha dado seguridad, alegría, tranquilidad. Aunque, sobre todo, me ha rejuvenecido. No soy mayor, tengo apenas veinticuatro años  pero me siento como una adolescente

jueves, 17 de febrero de 2011

Amor temprano

Tan sólo eran dos niños que aún no habían acabado primaria pero sus miradas ya se notaban dulcificadas. No llegaban a los doce y lo más puro ya crecía en lo más hondo de cada uno. Unos no son correspondidos, otros no son perfectos pero puede que todos nos hagan crecer… La cosa está en que la niña Inés y el niño Carlos estaban en alguna clase aburrida y él  ya la miraba embelesado, como si hubiera visto un ángel.

Inés, de piel perlada casi transparente, tan joven ya se notaba su belleza. Su pelo largo y rizado, negro, de ojos verdes y oscuros labios rojos. Aún su cuerpecito estaba por desarrollar, pero su carácter ya era el de todo un adulto.

No se atrevía a levantar la vista del papel porque sabía que Carlos la estaría mirando fijamente, con esa mirada que la hacía estremecerse.
Carlos la miraba a sabiendas de que Inés no le pillaría mirando. Sabía que nunca levantaba la vista del papel o eso creía él, porque le miraba cuando él estaba distraído.

Pero eran tan niños que ese sentimiento lo dejaron pasar. No sabían qué era ni si lo podría contar por eso pasaron los años y ninguno de los niños volvieron a sentirse así...

martes, 15 de febrero de 2011

Desilusión

De una patada rompí el sol
que con su llegada me despertó
recordándome el principio de un nuevo día
donde todo dolía.
El comienzo lo marcó el tiempo,
un tiempo que nos devoraba
los últimos momentos de una bobada,
una bobada que casi me cuesta el aliento.
Ahora busco recomponer el reloj de sol
buscando cada una de sus manecillas
en viejas escombreras
que tal vez sean sólo trucos de vieja… 

lunes, 14 de febrero de 2011

Va de ojos la cosa...

Se cruzan sus miradas y Zahara siente una sacudida de la fuerza de los ojos de Mario pero no está dispuesta a abandonar así que sigue mirándolo fijamente. También sabe que él lo ha notado y que le da cierta ventaja sobre ella.

Se acercan sin quererlo, lo quieren evitar. Pero no pueden y se acercan tanto que pueden notar sus respiraciones, sus alientos en sus caras. Y luchan contra ello. Y se besan.

Zahara lucha contra el beso, Mario por mantenerlo un poco más. Y llega un momento en que necesitan terminarlo, volviendo la lucha de miradas.

Mario piensa en los grandes ojos pardos de Zahara. Zahara mira los expresivos ojos de Mario, en los que podría perderse. Y es que hoy va de ojos la cosa para ellos... 

domingo, 13 de febrero de 2011

Quiero

Quiero dejar de oír el goteo de la cisterna, el ruido de los coches, de la gente alegre en la calle. Quiero dejar de oír esa estúpida melodía que no hace nada más que machacarme. Una y otra vez. Quiero dejar de oír tu voz.

Tu voz… La voz que me prometió que siempre me querría, esa que me daría un mundo nuevo, lleno de alegrías. La que en las noches me mecía diciéndome que me quería y la que me dormía en la senda perfecta. La voz que un día me prometió amor eterno pedirme la mano. Tu voz que me hacía soñar que existía un mundo perfecto en el que sólo existíamos tú y yo.

Tu voz… La que me mintió una vez. La que me volvió a mentir otra vez más después. Esa que pasó de mecerme a agitarme, zarandeándome, en un mundo de sombras. La voz que, cuando me prometió amor eterno, se olvidó de que existía una excepción…

Hoy deseo dormirme sin el arrullo de tu voz. Ya no quiero que seas mi manta. He caído y no vivo tranquila. Me faltas tú y me siento frágil. Me has hecho frágil. Y ya no me sirve de nada un perdón.

Hoy deseo dormirme para siempre. Dejar de sentir tu voz y tus mentiras, para que desaparezca el dolor. Mis músculos se entumecen poco a poco, pero no me entero. No duele. Mi mente suelta sus últimos hilos que me unen a ti… Mi mente suelta sus últimos hilos, que me atan a la vida y así, morir… 

sábado, 12 de febrero de 2011

La cuerda de mi columpio

Recuerdo a mi padre sentado en un rincón de esa pequeña casa en lo alto del acantilado, tan luminosa antes, tan oscura ahora. Mi padre era un hombre menudo con la piel curtida por el mar. La vejez le había llegado por anticipado porque parecía veinte años mayor. Recuerdo sus manos tejiendo las redes del mar llenas de cicatrices blancas que destacaban sobre su piel morena. Y sus ojos que, para mi siendo tan pequeña, parecían haber absorbido todo el agua del mar porque eran de un azul intenso. La pequeña casa siempre olía a agua de mar y a canela. Teníamos un columpio mi hermano y yo en el que nos encantaba estar porque parecía que, en uno de los impulsos, caeríamos al mar que rompía sus olas a diez o quince metros más abajo.


Pero un día la cuerda se rompió. Mi padre cogió cuerdas  y empezó a trenzarlas. Iba a  hacer una nueva porque, según decía, quería oírnos reír a mi hermano y a mí con esa risa que sólo se consigue cuando uno está subido encima del columpio y siente la ingravidez, el no pesar y esa sensación en el estómago que seguro que todos hemos sentido. Quería escuchar esa risa que sólo se tiene de niño. Tardó casi dos años en trenzar por completo una nueva cuerda pero era el mejor columpio que jamás habíamos tenido. Para entonces yo tenía seis años pero recuerdo lo que me dijo mi padre:


-Anne, cuida bien la cuerda, es muy especial. La cuerda la hice yo y lleva parte de mí. Si algo le pasa, me pasará.-me dijo, muy serio.


Yo no lo creí. Pensé, como lo haría mi hermano después, que sólo lo hizo para que cuidásemos de que no se rompiera porque había llevado mucho trabajo y más aún cuando tenía que remendar las redes.


Un día estábamos en el jardín mi hermano y yo. Recuerdo que, aunque siempre llovía, ese día era especialmente caluroso. Yo esperaba que mi hermano acabase de columpiarse. No quería dejarme a mí.


-¡Jack! Déjame.-le exigía ya.


-No, es mi turno.


-Pero llevas mucho tiempo.-volvía a protestar yo. 


Me sacó la lengua. 


-Se lo diré a mamá.-le amenacé.


Mi madre era una mujer de carácter suave y dulce, con los ojos más negros que nunca haya visto pero muy suaves. Parecían contener toda la luz. Era rubia, algo más alta que papá, pero no mucho y delgada. Olía a vainilla. La recuerdo siempre tarareando y haciendo galletas de vainilla. De ahí, cómo olía.


-Díselo. Es mi turno y hasta que no acabe no bajaré.


-Pero Jack, déjame.-yo empecé a llorar. Él seguía ignorándome- ¡Mamá!-grité. No hubo respuesta-¡Mamá!-volvía gritar pero pasó lo mismo que antes.


Entonces me acerqué al columpio e intenté parar a mi hermano cogiendo la cuerda. Quería pararlo ante todo pero la cuerda se partió y no pude subir. Empecé a llorar muy disgustada. ¡Se había roto la cuerda del columpio! Mamá a esas alturas debería haber salido para ver qué había pasado, pero no lo hacía. Dejé de llorar, preocupada. Entré en casa y llamaron por teléfono. Lo cogió mi madre. Asentía con gesto grave. Las lágrimas se asomaron a sus ojos. 


-Sí, claro. Gracias.-la oí decir. Colgó.


La casa se quedó en silencio. De repente había perdido su luz y no sabía por qué.


-¿Qué ha pasado, mamá?-preguntó al fin Jack.


-Venid…-empezó-Papá ha tenido un accidente. Veréis…-tartamudeaba-El barco en el que iba a desaparecido nada más salir de puerto. Una ola le hundió.-las lágrimas acudían aunque ella no quería. Quería 
demostrarnos entereza.


-¿Ha muerto?-pregunté.


-Sí.-dijo solamente.


Entonces me acordé de cómo mi padre me había dicho que la cuerda del columpio tenía un parte de él y si la pasaba algo, le pasaría a él. Me había tomado la advertencia de mi padre a broma y tenía razón. Por mí  había muerto.

Los siguientes días los pescadores engalanaron los puertos de luto así como los barcos. Intentaron recuperar los máximos cuerpos posibles y uno de los que pudieron recuperar era el de mi padre. En diez días desde la noticia fue el entierro. No asistió nadie nada más que nosotros tres, sus hijos y su mujer. En los meses posteriores mi madre enfermó. Según decían era tuberculosis. También murió. Todos decían que era por ello, pero yo sabía que había sido la pena lo que se la había llevado por delante. Y que esa pena era por mi culpa. Por haber roto la cuerda de mi columpio…

viernes, 11 de febrero de 2011

Tarde

Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma. También se aprende que el amor no significa acostarse con alguien y una compañía no significa seguridad. Uno empieza a aprender... que los besos no son contratos y los regalos no son promesas. Se empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos así como se aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes... y los frutos tienen una forma de caerse en la mitad.

Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado, hasta el calor del sol quema.

Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores.

Y cuando uno ha aprendido todo eso sigue al darse cuenta de que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende y aprende... y con cada día aprende más.

Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.

Se comprende que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.

Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado de esa persona sólo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.

También entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos, tarde o temprano se verá rodeado sólo por amistades falsas.

Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.

Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es solo de almas grandes.

Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.

Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos que dejaste ir.

Y  te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.

Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicadas al cuadrado.

Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas.

Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.

Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado.

Y con el tiempo aprendes que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, ante una tumba, ya no tiene ningún sentido.

Pero desafortunadamente, sólo con el tiempo se aprende todo esto… Aunque se puede hacer antes o después, eso ya dependen de cada uno…

martes, 8 de febrero de 2011

Mentiras

-Créeme, por favor.

-Es fácil decirlo pero no.

-Por favor...

-No, eso me dijiste en aquel lugar hace ya tres meses. Y sigues mintiendo.

-No lo volveré a hacer.

-No.

-No me hagas esto…

-Deja de mentirme. ¿Cómo puedes pedirme que te crea cuando me has mentido (otra vez)? ¿Tú no te sientes mal? ¿La conciencia no te machaca? No… no puedo. Lo siento pero yo ya no puedo más…

-Créeme. Dame una última oportunidad… Yo te quiero…

-No. Se acabó.