El reloj marca las horas que van pasando. Ahogan y aprietan las ganas. Pero esa noche se libra una batalla en la cama, en la que dos corazones ganan. Un roce de piel, un beso, un mordisco dado para estremecer. Una caricia, un susurro y palabras secretas, de esas de enamorados.
Un suspiro. Cuatro ojos. Una mirada. Infinitos sentimientos. Y por fin desaparece todo. Y sólo dos cuerpos. Y un sólo ser. Y todo lo que hubo antes deja de haberlo.
Y nada de guerras entre dos seres. Dos mundos diferentes unidos. Dos corazones latiendo al mismo son. Y todo como era cuando eran dos niños.
Jugar con fuego y quemarse. Y no se quema uno, se queman los dos. Y una jugada tras otra. Y Carla y Alex siguen donde estaban. Nada cambia, sólo crecen. Sólo seducen, sólo se quieren. Sólo se engañan. Sólo se pierden...
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