Yo, como todo el mundo, tengo días difíciles en los que lo que más me apetece hacer es tirarme en la cama y dormir hasta el día siguiente. Pero para la edad que tengo es un poco abrumador, y decepcionante.
Siempre intento tener una gran sonrisa en la cara y demostrarle al mundo que estoy bien, pero a solas la cosa cambia bastante, porque no tengo que fingir una felicidad que está lejos de ser cierta. Aunque ahora... todo será mucho más llevadero cuando mire a mi alrededor y vea el dibujo que me ha regalado un pequeño ser de tan sólo cuatro años, porque tal vez no sepa ni escribir ni pintar pero sólo pensar en el amor que lleva implícito ese dibujo, me basta para arrancarme una gran sonrisa.
Así, podré darme cuenta de que tal vez las cosas no sean fáciles porque no las hacemos fáciles ya que esa personita puede seguir adelante cada día, porque no se ponen trabas. Y me ayudará a comerme el mundo con alegría e inocencia...
Supongo que lo que nos falta a determinadas edades es, precisamente, eso: inocencia a la hora de enfrentar la vida.
ResponderEliminarY, aunque a veces es condenadamente difícil encontrar algo bonito en este mundo cuando tenemos un mal día, un detalle de alguien que nos quiere, puede convertir ese pésimo día en uno mucho mejor :)