Parece que sólo los niños son capaces de ignorar el color de piel de los demás, para ellos es más importante jugar que juzgar. Y por ésta misma razón puedes ver los parques llenos de una sólo soñada humanidad para nosotros. Todos juegan tranquilos y apacibles sin mirar más allá del color de los ojos.
Tal vez podríamos no madurar, pero no es algo que elijamos. Quizá la solución fuera aprender de los que queremos enseñar. Deberíamos dejar que nos enseñen que, como dijo Bob, ''las guerras seguirán mientras el color de la piel sea más importante que el de los ojos''. Deberíamos dejar que nos inunde de nuevo la inocencia, no dejarnos corromper por odios infundados.
Lo peor es que sé que todos iguales por dentro. Todos sentimos igual: dolor, alegría, tristeza, DISCRIMINACIÓN. Por ello es que con ésto quiero lanzar un grito contra todos, para dejar de lado el miedo a lo diferente, dejar de ser tan individualistas y querer conocer un poco más a los demás. Quiero que vosotros os paréis a pensar que no todo es lo que creemos, que nuestros ideales están obsoletos y que el holocausto quedó atrás hace ya mucho tiempo como para que sigamos creyendo que un africano es diferente a un asiático o éstos a nosotros. Todos tenemos un corazón, dos orejas y dos ojos y una boca. Si somos diferentes, es porque nos hacemos diferentes...