sábado, 26 de marzo de 2011

1825

Casi mil ochocientos veinticinco días son los que hace que te conozco. Casi los mismos besos que nos hemos dado en todo este tiempo o las veces que he deseado no volver a hablarte pero he vuelto aquí.

Mil ochocientos veinticinco son los días que hace que estamos atrapados en este callejón sin salida, esta ''relación''. Y son los días más pequeña que soy cuando volvemos a vernos, siendo la misma niña de 15 años.

Y mil ochocientos veinticinco días parecen poco, pero son cinco años. Ya cinco años de nada, pero de todo. Es lo que me permite salir adelante en grandes baches y lo que me hunde en grandes logros, sabiendo que no estás para disfrutarlos contigo. 

Y recordaré siempre la primera vez que te vi... porque nada ha cambiado hasta hoy. 

martes, 8 de marzo de 2011

El Sol

Arrancar el hierro de una herida y sentirte como cuando, en un amanecer, miras directamente hacia el sol que sale imponente, gigante, aplastante. Sabes que va a doler pero quizá sea el que sabemos de su grandeza por lo que no podemos apartar la mirada. Y vemos cómo pasa de un tono rojizo al naranja, para pasar a ser una bola amarillenta en el horizonte pequeña, como casi para cogerla con la mano. Y entonces sabes que se escapará, que el dolor en algún momento va a cesar, que no recordarás que ha dolido. 

También, si pensamos, podemos apreciar que nos deja días preciosos, como cuando llueve y el Sol no soporta que las nubes le roben protagonismo y las aparta, tan egoísta él siempre (quiere dejar marca en todos, pero es un secreto, no lo contéis... Shhh). Sale un arco iris, aportando algo de color a las nubes grises pero sin doler como duele el color Sol. Por otro lado nos deja días memorables, como esos atardeceres primaverales, cuando el color se torna naranja a horas del crepúsculo dejando una estampa melancólica, llena de recuerdos románticos. 

Una tarde melancólica de recuerdos románticos... como las del otoño, con el Sol en lo alto. 

Así, hoy puede que te duela mirar al Sol, pero dentro de un rato ni tan siquiera podrás recordar que te cegó y dolió después. Sólo recordarás las cosas bonitas que te pudo aportar.