Todos quieren saber de ti. Y yo, cuando me preguntan por qué me brillan así los ojos, a quién pertenecen mis suspiros o por qué mi risa es más alegre, sólo pienso en ti.
Y quisiera decirles que mi brillo, mis suspiros o mi risa tienen nombre propio capaz de hacerme vibrar sin estar. Que tú has derribado los muros de mi miedo. Que, por primera vez en años, voy cuesta abajo y sin frenos. Que por ti arriesgo los últimos pedazos de mi corazón que quedan intactos. Que por ti soy más yo de lo que nunca fui con nadie.
Y es que si ellos supieran cómo me miras. Cómo muestras dulzura en cada palabra. Cómo te preocupas de esa manera tan despreocupada. Tus mensajes porque sí a media mañana. Tus buenos días y buenas noches.
Si superan cómo conviertes las horas en minutos, haciendo que el tiempo vuele. Cómo conviertes lo anodino en especial... si supieran de ti se morirían de envidia, porque eres lo máximo a lo que aspirar en ésta vida.
También si supieran que, derrumbando el miedo hay otro muro. Porque no es el momento. No tienes cabeza. Porque cuando salté, la piscina estaba vacía.
Y si tú supieras... que a mi no me importa que no sea el momento o que no tengas cabeza. Porque no te pido más si me prometes que estarás ahí. Porque si tú prometes estar, yo prometo quedarme. Y si nos quedamos, prometo que ellos sabrán de ti.
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